lunes, 27 de febrero de 2017

Hola Inmigrante

Final en lontananza, como el horizonte mientras más me acerco y más se aleja…son lecturas del desespero tras nueve días de viaje. Una llegada fría sin amor ni abrazos,  y el apuro q me envuelve en los modernos servicios de la Estación del Metro. Servicios sanitarios pulcros y atendidos, las piernas duelen y el alma también. Deseos de un café en los varios lugares comerciales q casi gritan: ya llegaste!

El frió del verano nocturno me abraza y acompaña al amanecer…Lista a los Paseos peatonales de Ahumada y Huérfanos en búsqueda del olor de la ciudad, se abre la mezcla de intimidad y grandilocuencia del Palacio de la Moneda. Con una plaza que invita a pensar al ritmo pausado del chileno, pero a lo práctico primero: hay que cambiar divisas en un carnaval de exigencias que abruma y merma las esperanza del Inmigrante: de tal denominación no, que no tenga sucio, rayas o algún doblez. Defectos que atienden más a la hermenéutica del que palpa, con afán de científico especialista, tus billetes. El que examina solo con afán de no comprarte sino a desventaja y suprimir un poquito más el aura de seguridad que necesitas. …triste final para cada esfuerzo que se hace en obtener el milagroso papelito, de por si inalcanzable, en el único país que te impide legalmente que pasen por tus manos.

Toca ahora sumergirse en el ritmo, olores, actividades y legalizaciones del país que amablemente, sin euforias, te acoge, donde  te tropiezas con más Inmigrantes y extranjeros que chilenos. Una ciudad que parece la Caracas de los años 80: más segura, donde sus autoridades caminan y visten con prestancia, donde cada engranaje de la sociedad obedece a una capacitación, a una norma, a un rol específico en su generalidad, y lo cumplen con entrega, rayando en lo brusco, pero lleno de plenitud. Hablo de Santiago Centro.

Asombran las mujeres oficinistas y trabajadoras, afanosas, que en aceras y escalones, al pie de postes o portales, fuman con fruición solas o en grupos, mientras los fumadores masculinos caminan entre la gente sin inmutarse. Los gritos desmesurados del extranjero, trocado en vendedor callejero,  que perturba, sin notarlo, que sus destemplados modales no encajan en el ritmo dinámico pero casi austero del chileno. Hombres respetuosos que no asoman interés perceptible en las veraneantes de ropa muy corta…

Donde comenzar? A dónde ir? y vuelta a recorrer lugares, cerca o lejos, en direcciones difusas que solo tienen orden al sumergirse en las rutas del metro, cual lugar que acuna y te llevara a tus esperanzas, ahora o más tarde…algunas vez

Locutora Isabel Machado

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